viernes, 5 de septiembre de 2014

Educar para la paz desde el conflicto

EDUCAR PARA LA PAZ DESDE EL CONFLICTO:
UNA OPORTUNIDAD PARA CRECER

Ma. Fernanda Méndez


“Puesto que las guerras se originan en
las mentes de los hombres,
es en la mente de los hombres donde deben
construirse las defensas de la paz”
Acta Constitutiva de la UNESCO

En la práctica educativa, ya sea como mero espectador o parte, ¿qué docente  alguna vez no se ha encontrado frente a una situación particular a la que se le llama “conflicto”? 
Frente a esta realidad, la posición que adoptaremos dependerá de nuestra concepción  del mismo, es decir, la forma en como definimos el conflicto condiciona  nuestro acercamiento y actitudes hacia él.  Veamos a continuación su concepto, estructura y el papel de la mediación.


1- Conceptos del conflicto


Históricamente heredamos un concepto negativo del conflicto como algo indeseable, peligroso, unido a la  violencia, la muerte, y el dolor. Lo identificamos con la guerra en la cual uno gana y otro pierde.

Una forma positiva de concebir al conflicto es definirlo  como algo deseable, pues estimula la creatividad de las personas que se involucran en  una contienda buscando su resolución, se ha llegado incluso a definirlo como un camino hacia la paz.


Estas dos acepciones implican que en el ámbito escolar podamos leer el conflicto desde dos paradigmas: el  PARADIGMA DEL LITIGIO (donde estamos) y el PARADIGMA DEL CONCENSO (hacia donde vamos).

Cuadro tomado de Pedagogía de la Paz Amstutz y otros pág 25

Estos a su vez se corresponden con dos paradigmas opuestos en la educación: PARADIGMA TRADICIONAL y PARADIGMA CRÍTICO.

Cuadro tomado de Pedagogía de la Paz pág 136

En el Paradigma Tradicional “educar para la convivencia”  consiste en  la adaptación a un orden cultural y socialmente establecido como legítimo y que es impuesto por la obediencia, el control, el disciplinamiento  y la punición.

En el  Paradigma Crítico, la educación es “educación para la convivencia” y ésta  significa saber vivir con el otro, es decir, es construida y requiere que las relaciones dentro del aula y la institución educativa tengan como base los criterios de equidad y justicia.  


3- La estructura del conflicto

El primer paso para regular pacíficamente un conflicto es tener una comprensión profunda de su estructura.

El conflicto es  una estructura dinámica, nace cuando las personas o grupos implicados perciben y buscan metas opuestas, tienen necesidades disímiles, intereses divergentes, afirman valores antagónicos o tienen desiguales niveles de poder.

Si bien existen gran variedad de conflictos siguen un patrón común:
  • inicio
  • evolución
  • finalización

Inicio Generalmente el origen está en una “chispa”, un momento en que las personas involucradas perciben que están en oposición, donde se hace patente el deterioro de las relaciones, las tensiones, los insultos etc.
Evolución   el conflicto se asemeja a una “bola de nieve”, puede dar solo un par de vueltas y detenerse -entonces hablamos de incidente- pero en muchos casos  rueda arrastrando y acopiando malentendidos, incomprensiones, rencores, resentimientos, incomunicación, todo lo cual genera un proceso de deterioro de la relación, convirtiéndola en una confrontación cada vez más complicada y violenta.
Como  constructores de una nueva cultura de paz,  los educadores  debemos prestar atención para controlarla en sus primeras vueltas antes que se convierta en un alud devastador e incontrolable, es decir podemos incidir sobre la finalización del conflicto
Para acercarnos a una solución según propone Lederach [1]es necesario conocer tres componentes del conflicto:
  • las personas implicadas
  • el proceso de sus relaciones conflictivas
  • la raíz del conflicto

 Este autor propone hacer un mapa de cada uno de estos componentes que nos permitirán saber en dónde estamos y a dónde vamos.

A.    LAS PERSONAS IMPLICADAS
Mapa de las personas implicadas


Las reacciones frente a un conflicto pueden ser muy diversas pero pueden ser clasificadas según Calo Iglesias Díaz  [1]en positivas y negativas:




B-EL PROCESO

Mapa del proceso

Los conflictos van evolucionando de un modo acumulativo y degenerativo, una de las etapas es la personalización del conflicto, nos centramos tan obsesivamente en la persona (enemigo) que llegamos a olvidar el conflicto propiamente dicho Se fortalece la intransigencia, la soberbia, el dogmatismo, como  defensa se descalifica al contrario, su moralidad, intencionalidad etc. Se produce un predominio de los sentimientos incontrolados sobre los razonamientos y comienza entonces la lucha de culpabilizaciones, la búsqueda de cómplices y creación de alianzas, cada parte mirando en forma obsesiva al pasado culpabiliza a la otra, aquí no existen proyectos de futuro para mejorar la relación sino que el objetivo es irritar,  desafiar y derrotar  al enemigo. La comunicación y escucha activa entre las partes enfrentadas  desaparecen imposibilitando  el consenso y la reconciliación.
 C- LA RAÍZ DEL CONFLICTO 


Mapa del problema


Podemos distinguir  como lo hace Iglesias Díaz entre:

CONFLICTOS GENUINOS
CONFLICTOS INNECESARIOS
diferencias esenciales que separan a las partes y menoscaban su relación
surgen por la mala comunicación, la presencia de estereotipos y/o fobotipos

Conocer la estructura dinámica del conflicto, nos ayudará a comprenderlo mejor para finalmente ser capaces de elaborar estrategias, esquemas, poner en práctica habilidades, etc. que nos orienten a la hora de regularlo pacíficamente.


4. LA MEDIACIÓN

En la escena del conflicto ingresa el mediador, una tercera persona neutral y aceptada libremente por las partes. Este rol puede ser desempeñado por alumnos (pares) y su papel es asistir a las partes con el fin de reanudar la comunicación,  moderar el proceso y conducir hasta una solución viable que sea aceptada por las partes.
 La mediación debe cumplir tres etapas:

1)      Premediación. En primera instancia es necesario determinar si existen dificultades o impedimentos de tipo técnico, psicológico (clima emocional es muy intenso) o de otra índole (desequilibrio de poder) que dificulten cualquier intento de diálogo. Luego se fijan los tiempos y lugares de las reuniones y  la metodología del trabajo.

2)      Entrada. El mediador se presenta, puntualiza su rol  y establece normas básicas que las partes deben comprometerse a obedecer. 
Según el criterio del mediador (de acuerdo al tipo o grado del conflicto) y la opinión de las partes,  las reuniones podrán ser en forma separada o conjunta. En el primer caso si  el proceso mediador avanza adecuadamente en algún momento las partes en conflicto llegarán a tener reuniones conjuntas.

3)      Primeros pasos

a) Información: escucha activa y parafraseo. A través de preguntas abiertas y mediante una escucha activa de las perspectivas de los implicados el mediador puede conocer en forma precisa las características del conflicto. Deberá pedir que sean respetados los turnos de intervención y que no se empleen términos ofensivos o provocadores.  Después de escuchar hará uso de la paráfrasis lo que habilita  a las partes a tener la oportunidad de explicarse mejor o rectificar la versión del mediador.

b) No personalizar ni hacer uso de juicios de valor descalificativos.  Si hacemos una correcta separación entre persona y problema a resolver, identificamos  al otro como  un ser humano con necesidad de ser escuchado y respetado y como consecuencia se  logrará la restauración de las relaciones deterioradas. Esto llevará a  reducir tensiones y disminuirá los sentimientos   defensivos. En este punto el mediador puede sugerir que es posible un cambio de las valoraciones  a través de preguntas que insten  a la reflexión[1]

c) Centrarse en los intereses y no en los posicionamientos: “Una buena mediación procurará que las personas comprendan que pueden existir intereses ocultos perfectamente compatibles”[2]

·         Desarrollar la empatía. Comprender el punto de vista de la otra parte no significa que se deba estar de acuerdo con ella, pero entender sus motivos  y sentimientos es espetarla.
·         No culpabilizar, así se evita la  dinámica acción/reacción. Calo Iglesias Díaz recomienda una “actitud asertiva y no agresivo/ofensiva” pues esto invita al otro a adoptar igual actitud.

4)      Acercándose al acuerdo Para crear un clima en que los adversarios se conviertan en colaboradores el mediador podrá utilizar distintas técnicas:

lluvia de ideas
las posibles soluciones se van apuntando en un pizarrón sin asumir ningún compromiso de tener que aceptarlas

solución de trato único
las partes enfrentadas elaboran por separado un escrito con posibles soluciones (sin compromiso) y lo entregan al mediador, quien hará un tercer escrito que será entregado a cada parte donde combinará lo que juzga más conveniente.  Si las partes lo aceptan se procede a firmarlo y en caso contrario se repite el procedimiento

¿Qué pasaría si…?:
El mediador anima a las partes en conflicto a buscar posibles soluciones en términos positivos y no formulando lo que no desean, sino  en términos de lo que les gustarían conseguir o  están dispuestas a hacer. Así se favorece un clima de diálogo y flexibilidad

la estrategia del fraccionamiento:
se fragmenta el problema en sus diversos componentes, asuntos o incidentes. Se toma uno, se prescinde por un momento de los otros  y se trata de llegar a un acuerdo menor, una vez cumplida esta etapa se pasa a otro y así hasta el final. Juntando todos esos acuerdos se construye el acuerdo global.




5)      El acuerdo final debe ser

a)      Realista: las partes deben estar conscientes de su capacidad para realizar sus compromisos.
b)      Específico: concretar quién hace qué, cómo, cuando, en dónde. Se evitarán las expresiones vagas y sujetas a distintas interpretaciones.
c)      Claro y comprensible: en el lenguaje habitual de las partes.
d)     Equitativo.
e)      Por escrito.

 5- A MODO DE REFLEXIÓN
Aprender a vivir juntos es un reto importante, pues en todo grupo social el conflicto es una parte inevitable de su proceso de desarrollo, por ende pretender que una institución educativa o aula se mantenga  en un estado de paz absoluta es irreal y además no es deseable porque el conflicto es parte de la vida y como tal debe ser concebido en tanto una oportunidad para cambiar y crecer. Está en nosotros, los docentes, recorrer el camino que nos lleva a  dejar a un lado pensamientos tales como “no debo tener conflictos” y elegir reemplazarlos por un  “cómo resuelvo los conflictos”. Resolver pacíficamente los conflictos constituye un factor clave para lograr mejorar las relaciones humanas mediante el diálogo, la negociación y la mediación,  lo que implica construir el  consenso desde la  diferencia. Esto  es  en definitiva construir la paz.
El desafío está planteado. ¿Quién recoge el guante?
.  

BIBLIOGRAFÍA


  • Amstutz, J. y otros (2005)  Pedagogía de la paz Construir la Convivencia manejando adecuadamente los Conflictos. Consultado en http://es.slideshare.net/nenucoboy/pedagogia-de-la-paz-1661917. recuperado el 6-1-2013.
  • Iglesias Díaz, C. (1999) Educar para la paz desde el conflicto Rosario: Homo Sapiens Ediciones.
  • Puig,  J. (1997) Conflictos escolares una oportunidad  Revista Cuadernos de Pedagogía Nº 257 Barcelona.
  • Shaffer, D.  Psicología del desarrollo. Infancia y Adolescencia (2000) México: International Thomson Editores.
  • Delors, J. (1996). La educación encierra un tesoro: Informe a la UNESCO de la comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI. Madrid: Santillana/UNESCO



[1] Op.cit Iglesias Díaz, C. p.89.
[2] Iglesias Díaz, C. (1999) “Educar para la paz desde el conflicto” Rosario: Homo Sapiens Ediciones.
[3] Es lo que  Puig,  J. (1997) “Conflictos escolares una oportunidad”  Revista Cuadernos de Pedagogía Nº 257 Barcelona, denomina  Aproximación pasiva  y la describe como  respuesta que puede lograr una paz superficial,  pues suele esconder resquemor y habitualmente finaliza disminuyendo felicidad del individuo que se somete o acomoda  y además termina con  el bienestar de las  relaciones interpersonales y la eficacia institucional. 
[4] Puig la llama  aproximación  agresiva y explica que conduce a un espiral de violencia, a incrementar el tamaño y la necesidad del problema, ninguna de las partes quiere ceder, se corta la comunicación, se exageran en privado los defectos del enemigo y  se activan todo tipo de complicidades.
[5] por ejemplo ante la afirmación “María es una total irresponsable” la persona moderadora podrá preguntar: “en qué situación concreta piensas que María fue irresponsable”  Op. cit. Iglesias Díaz, C. p.111.
[6] Op. cit.Iglesias Díaz, C. p.111

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